
NUEVA ACRÓPOLIS - Revista Esfinge
Visita: www.acropolisperu.org y conoce aquello que necesitas saber sobre Filosofía y Psicología
La representación de la Madre Oscura y de la Luna Negra ha pasado psicológicamente a asumir características de lo incontrolable, lo desconocido y por tanto lo que contiene y mantiene la mayor parte de nuestros temores y de nuestras evitaciones. A nivel social representan muchas veces aspectos de la Naturaleza y de los seres que se consideran contrarios al orden imperante o que, se piensa, atentan contra el mismo.
El abismo en el que se oculta a la Madre Oscura representa en los humanos lo inconsciente, con todas sus facetas y posibilidades. Los contenidos que han sido rechazados y desplazados de la conciencia por ser incompatibles con la propia imagen, con lo que se espera de uno mismo y con lo que los demás esperan de uno; así como aspectos personales que se consideran desfavorables para ser valorado, querido, considerado o deseado por otros. Pero también están aquí las cualidades nunca desplegadas y las potencialidades desconocidas que no pudieron expresarse o manifestarse. Jung llamó a esta parte de la personalidad la sombra; que si bien en un cierto nivel puede coincidir con el inconsciente freudiano, lo sobrepasa ampliamente ya que es tanto caudal de energía como lo que llamamos "bueno" y "malo" de nosotros mismos.
A nivel social, este abismo donde se oculta la Diosa Oscura significa el destierro de la conciencia social, lo que indica que una vez pudo haber tenido consideración colectiva y por otra parte, desde el infierno, mundo subterráneo, seno de los mares, etc., o dondequiera que se la haya situado, sigue de algún modo existiendo y esperando una nueva oportunidad de manifestación.
Como ya se ha señalado, muchas diosas han sido representadas en sus dos facetas: luminosa y sombría. Dos copias idénticas de Artemisa de Éfeso, la muestran una en blanco y otra en negro, acogiendo a la Naturaleza toda. Tenemos imágenes negras de Demeter (que en su versión oscura dejó al mundo yermo cuando perdió a su hija, a su vez Reina de los muertos). Kali, madre terrible, tiempo (kala) que todo lo devora, y que en cierto modo puede considerarse como un aspecto de Parvati, la contraparte de Shiva, es negra. Todas son una expresión del poder del aspecto femenino de la creación y el aspecto destrucción, muerte y regeneración de la Naturaleza.
Hay imágenes negras de Isis, aunque también tiene una contraparte en su hermana Neftis, el rostro eternamente oscuro de la Luna; y Ereshkigal, Hécate, Lilith, si no negras, sí son claramente infernales. La primera es también hermana y contraparte de Inanna, vive en el Kur, o lo inmenso desconocido. Está perpetuamente sola, ansiosa e insaciable; se siente abandonada y llena de furia.
Ereshkigal fue diosa de la fertilidad en la tierra y esposa del Gran Toro del cielo, así como Hécate fue también, antes de Hesiodo, una diosa terrenal. Hécate resume la concepción humana de los terrores de las tinieblas, de los desvaríos de lo irracional, las pesadillas, los terrores nocturnos. Pero también abarca la conciencia amplificada, la visión profética y el conocimiento profundo de los sucesos; psicológicamente se mueve entre lo impulsivo y lo intuitivo. Es la faceta impulsiva de Lilith, su rebeldía indomable, la que hizo que fuera socialmente indeseable para la tradición patriarcal judaica. Se la ha hecho poseedora de una sexualidad sin freno, por eso en la tradición judeo cristiana se la juzgó enemiga del matrimonio y de los hijos, y en el medioevo se la consideró como un súcubo, demonio hembra que acudía por las noches al lecho de los varones.
Prácticamente todas las tradiciones han conocido y han rendido culto a diosas oscuras. Todas, incluidos los ejemplos presentados, muestran diferentes niveles de lectura, aunque algunas de sus peculiaridades más llamativas sean las que las han caracterizado para la posterioridad. Lo cierto es que en las diosas oscuras ha latido siempre un factor de renovación y de transformación.
El abismo en el que se oculta a la Madre Oscura representa en los humanos lo inconsciente, con todas sus facetas y posibilidades. Los contenidos que han sido rechazados y desplazados de la conciencia por ser incompatibles con la propia imagen, con lo que se espera de uno mismo y con lo que los demás esperan de uno; así como aspectos personales que se consideran desfavorables para ser valorado, querido, considerado o deseado por otros. Pero también están aquí las cualidades nunca desplegadas y las potencialidades desconocidas que no pudieron expresarse o manifestarse. Jung llamó a esta parte de la personalidad la sombra; que si bien en un cierto nivel puede coincidir con el inconsciente freudiano, lo sobrepasa ampliamente ya que es tanto caudal de energía como lo que llamamos "bueno" y "malo" de nosotros mismos.
A nivel social, este abismo donde se oculta la Diosa Oscura significa el destierro de la conciencia social, lo que indica que una vez pudo haber tenido consideración colectiva y por otra parte, desde el infierno, mundo subterráneo, seno de los mares, etc., o dondequiera que se la haya situado, sigue de algún modo existiendo y esperando una nueva oportunidad de manifestación.
Como ya se ha señalado, muchas diosas han sido representadas en sus dos facetas: luminosa y sombría. Dos copias idénticas de Artemisa de Éfeso, la muestran una en blanco y otra en negro, acogiendo a la Naturaleza toda. Tenemos imágenes negras de Demeter (que en su versión oscura dejó al mundo yermo cuando perdió a su hija, a su vez Reina de los muertos). Kali, madre terrible, tiempo (kala) que todo lo devora, y que en cierto modo puede considerarse como un aspecto de Parvati, la contraparte de Shiva, es negra. Todas son una expresión del poder del aspecto femenino de la creación y el aspecto destrucción, muerte y regeneración de la Naturaleza.
Hay imágenes negras de Isis, aunque también tiene una contraparte en su hermana Neftis, el rostro eternamente oscuro de la Luna; y Ereshkigal, Hécate, Lilith, si no negras, sí son claramente infernales. La primera es también hermana y contraparte de Inanna, vive en el Kur, o lo inmenso desconocido. Está perpetuamente sola, ansiosa e insaciable; se siente abandonada y llena de furia.
Ereshkigal fue diosa de la fertilidad en la tierra y esposa del Gran Toro del cielo, así como Hécate fue también, antes de Hesiodo, una diosa terrenal. Hécate resume la concepción humana de los terrores de las tinieblas, de los desvaríos de lo irracional, las pesadillas, los terrores nocturnos. Pero también abarca la conciencia amplificada, la visión profética y el conocimiento profundo de los sucesos; psicológicamente se mueve entre lo impulsivo y lo intuitivo. Es la faceta impulsiva de Lilith, su rebeldía indomable, la que hizo que fuera socialmente indeseable para la tradición patriarcal judaica. Se la ha hecho poseedora de una sexualidad sin freno, por eso en la tradición judeo cristiana se la juzgó enemiga del matrimonio y de los hijos, y en el medioevo se la consideró como un súcubo, demonio hembra que acudía por las noches al lecho de los varones.
Prácticamente todas las tradiciones han conocido y han rendido culto a diosas oscuras. Todas, incluidos los ejemplos presentados, muestran diferentes niveles de lectura, aunque algunas de sus peculiaridades más llamativas sean las que las han caracterizado para la posterioridad. Lo cierto es que en las diosas oscuras ha latido siempre un factor de renovación y de transformación.